La diarrea postdestete (DPD) sigue siendo uno de los principales problemas de la industria porcina. Es responsable de enormes pérdidas económicas derivadas de la mortalidad, morbilidad, así como crecimiento disminuido y el evidente coste farmacológico asociado.
Pese a la utilidad de la colistina, su importancia en medicina humana hace que se haya restringido su uso en producción animal y debe considerar como un tratamiento de último recurso para aquellas cepas que se muestren resistentes a cualquier otro antibiótico.
Por ese motivo, la DPD de origen colibacilar debe abordarse de forma diferente a lo que hacíamos hasta ahora y aplicar medidas de manejo y prevención, así como posibles alternativas que mejoren la salud intestinal de los lechones destetados.
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