Algunos estudios han demostrado que la profesión veterinaria tiene una alta incidencia en sufrir burnout (síndrome del quemado), sufrir fatiga por compasión y también que es una profesión con mayor tendencia al suicidio.
Se habla de Burnout cuando una persona ya no se siente motivada ni realizada y tiene cansancio emocional. En cambio, la fatiga por compasión es un tipo de estrés resultante de la relación de ayuda terapéutica, de la empatía y del compromiso emocional con el paciente y cliente que sufre y padece (Myezyentseva, 2014).
En otro estudio realizado en Reino Unido en el 2010 por Bartram y Baldwin, también dieron resultados de que la profesión veterinaria tenía de tres a cuatro veces una incidencia más alta de suicidio que la población general y el doble que otros profesionales de la salud.
Muchas veces, los veterinarios/as sufrimos día a día estrés por encontrarnos con enfermedades complicadas de los animales y por su urgencia y nos vemos obligados a tomar decisiones en un corto plazo de tiempo.
Otro factor relevante es en el trato con cliente y el estrés que conlleva que nuestra intervención y el tratamiento del animal queden sometidos a la confirmación del presupuesto por parte del cliente.
Otros factores que pueden estar influyendo en el estrés son la aplicación de la eutanasia como herramienta de evitar sufrimiento a la mascota, realizar muchas horas de jornada laboral, mala conciliación familiar y una gran carga de trabajo.
El sector veterinario de clínica de pequeños animales está sufriendo lo que se llama una feminización de la profesión y según algunos estudios parece que las mujeres y los jóvenes tienen mayor riesgo de sufrir pensamientos suicidas.
Sería muy conveniente, por lo tanto, que el sector veterinario afrontara en algún momento esta situación dando soporte y formación a la gestión emocional y del estrés de los profesionales.
Cuando hablamos de estrés nos referimos al proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante respecto a sus recursos.
A pesar de que hablamos de estrés como algo negativo no siempre es así, ya que el estrés agudo nos puede servir para ser más efectivos delante de una urgencia.
Es cuando el estrés está más sostenido cuando entra a llamarse distrés y podemos tener como consecuencia problemas de salud.