Dirofilariosis canina: Transmisión, diagnóstico, tratamiento y prevención

Autor: Dr. Sergio Villanueva Saz (DVM, MSc, PhD, Acreditado AVEPA en Patología Clínica, Profesor del Dpto. Patología Animal. Universidad de Zaragoza)

 

La dirofilariosis canina es una enfermedad producida por el nemátodo Dirofilaria immitis, siendo transmitida por mosquitos culícidos (principalmente Culex, Aedes y Anopheles). Las localizaciones principales de los parásitos adultos en el perro son en grandes vasos (arteria pulmonar y vena cava) y corazón (ventrículo derecho).

Transmisión:

Desde un punto de vista epidemiológico, la enfermedad va a estar presente en aquellas regiones en que se den las condiciones ambientales óptimas de desarrollo del vector transmisor (humedad y temperatura). En nuestro territorio, podemos decir que las zonas de mayor prevalencia de dirofilariosis están localizadas en las Islas Canarias, Sur de España, en la cuenca de grandes ríos y en zonas agrícolas de regadío, dado que los mosquitos culícidos requieren de acúmulos de agua junto a la presencia de materia orgánica para el desarrollo de las formas inmaduras.

Dependiendo de la región geográfica donde nos encontremos, el periodo de transmisión será variable: en aquellos lugares con condiciones ambientales más benignas, el periodo de transmisión puede prolongarse o mantenerse durante todo el año, mientras que en otras regiones en que las condiciones ambientales favorables para el vector se restringen a varios meses, el periodo de actividad se concentrará en torno a esos meses.

Diagnóstico:

Desde un punto de vista diagnóstico es muy importante valorar la historia clínica junto al empleo de pruebas basadas en la detección de antígenos de las formas adultas y la observación al microscopio de microfilarias circulantes mediante pruebas de concentración como la prueba modificada de Knott o la prueba de filtración. Sin embargo, serán necesarias otras pruebas complementarias para evaluar el estado interno del paciente (radiología, ecocardiografía, hematología, bioquímica, urianálisis), de forma que los resultados obtenidos de cada una de las pruebas van a permitir la estadificación del paciente, sobre todo a la hora de valorar el riesgo de desarrollo de tromboembolismo pulmonar, una de las principales complicaciones asociadas con el tratamiento filaricida.

Tratamiento:

Una vez diagnosticado a un perro de dirofilariosis, es preciso instaurar el tratamiento específico frente al parásito y por ello los objetivos del tratamiento se centran en la eliminación de: Wolbachia (bacteria endosimbionte), las microfilarias y las formas adultas del parásito.

Wolbachia son unas bacterias intracelulares obligadas que viven en asociación con D. immitis y que contribuyen al proceso inflamatorio en los perros afectados por el parásito, sobre todo a nivel pulmonar y renal. Además, estas bacterias son necesarias para la supervivencia del parasito, concretamente para correcto desarrollo de las microfilarias.

Como se ha comentado en los objetivos del tratamiento, va a ser necesario también la eliminación de las microfilarias antes de iniciar tratamiento de la eliminación de las formas adultas. Para ello, los fármacos de elección son las lactonas macrocíclicas, que actúan sobre las larvas en fase L3 y L4. Sin embargo, como fármaco de tratamiento más adecuado se utilizarían productos a base de ivermectina. De forma global, podremos considerar que la aplicación de lactonas macrocíclicas junto con doxiciclina afectan directamente a la embriogénesis del parásito, además de propiciar un debilitamiento de las formas adultas.

Con respecto al tratamiento de las formas adultas, éste se basa en la utilización de melasormina diclorhidrato siguiendo un protocolo de 3 inyecciones, de forma que se consigue la eliminación del 98% de los parásitos adultos. Por otro lado, aquellos perros gravemente afectados pueden requerir tratamientos de soporte complementarios (antihistamínicos, glucocorticoides) además de restricción del ejercicio para minimizar al máximo el tromboembolismo pulmonar (consecuencia de la terapia adulticida a base melarsomina diclorhidrato).

Finalmente, en relación a la duración del protocolo estándar de tratamiento de la dirofilariosis canina, recientes estudios han demostrado que es posible acortar el tiempo de dicho protocolo pasando de tener una duración de 91 días a solamente 61 días, con unos resultados clínicos similares al protocolo estándar.

Prevención:

En caso de que se administren fármacos profilácticos de forma estacional, se debería iniciar la pauta preventiva antes de la época de transmisión, mantenerse durante toda la época de transmisión y terminar dicho tratamiento un tiempo después de acabar la época de riesgo.

En zonas endémicas es fundamental la prevención de la infección. Para ello, se basará en la utilización de productos de eficacia comprobada frente a las microfilarias como las lactonas macrocíclicas, que afectan directamente al desarrollo de las microfilarias una vez que han sido inoculadas por el mosquito culícido.

Dentro de la familia de las lactonas macrociclícas existen diferentes fármacos como la milbemicina, la ivermectina, selamectina y moxidectina, disponibles en distintas presentaciones comerciales según el fármaco en cuestión. Desde un punto de vista práctico, los tratamientos profilácticos inyectables poseen intervalos de administración anuales, lo que permiten un mejor grado de cumplimiento por parte del propietario a diferencia de las formas farmacéuticas orales o tópica en forma de spot-on en los que el intervalo de administración es mensual.

Una dosis de Afilaria, de administración subcutánea, proporciona protección continua durante todo el periodo de riesgo, permitiendo un excelente grado de cumplimiento del tratamiento. Este fármaco está compuesto por una fórmula de liberación lenta de microesferas lipídicas conteniendo a la moxidectina.

Además, de forma complementaria a la utilización de una profilaxis frente a las microfilarias, se recomendaría realizar conjuntamente pruebas serológicas de detección de antígenos y pruebas de detección de microfilarias tanto en los perros que reciben tratamiento preventivo como aquellos perros en los que se va a iniciar tratamiento profiláctico. En los casos de incumplimiento y/o cese del tratamiento preventivo, se recomendaría realizar tanto la prueba de antígenos como de microfilarias antes de iniciar nuevamente el tratamiento. Desde un punto de realización de pruebas en casos de cese del tratamiento, éstas deberían realizarse semestralmente en el primer año de tratamiento (3 pruebas incluyendo tanto prueba de antígeno como de detección de microfilarias) y posteriormente realizar pruebas de cribado anualmente.

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