El agua es un componente esencial del organismo, interviniendo en la regulación de la temperatura, el transporte de nutrientes, fluidez de la sangre, el equilibrio ácido/base y la eliminación de toxinas entre otras muchas. Además, contiene electrolitos, como el Cl, Ca, Mg, Na y el K, que intervendrán en la función muscular y nerviosa. El equilibrio hídrico y electrolítico es regulado por el riñón.
Aproximadamente el 55% del peso corporal de los cerdos está formado por agua, siendo mayor en animales magros jóvenes (aprox. 70%), reduciéndose conforme van acumulando grasa con la edad.
La diarrea es uno de los procesos patológicos más frecuentes en animales jóvenes y que, además, genera una rápida deshidratación del lechón, tanto mayor cuanto más joven es el animal. La disminución del uso de antibióticos en pienso ha aumentado la frecuencia de estos procesos, como ha sucedido con otras enfermedades.
Las causas de diarrea pueden tener origen infeccioso o nutricional, dando lugar a una diarrea por hipersecreción o por malabsorción. La actuación según el origen y tipo de diarrea deberá ser diferente (R.J. Bywater).
En lechones, algunos tipos de E. coli y salmonelas producen toxinas que causan la secreción de líquido dentro del intestino delgado (diarrea por hipersecreción), mientras que infecciones víricas como el virus de la GET, virus de la diarrea epidémica porcina y los rotavirus destruyen las vellosidades en el intestino causando una marcada reducción en la capacidad de absorción del sistema digestivo y deshidratación (diarrea por malabsorción o diarrea osmótica). Este tipo de diarrea también se produce de forma mecánica por inadaptación a la dieta.
Gran parte de las bajas que se producen como consecuencia de procesos diarreicos se deben a la deshidratación y la acidosis metabólica.
Además de las medidas necesarias para corregir la causa (tratamiento antibiótico, ayuno…) deberá establecerse un tratamiento sintomático que pasa necesariamente por la rehidratación de los animales. En lechones es muy complicado utilizar la vía parenteral, por lo que habitualmente la rehidratación será vía oral, motivo por el que deberemos actuar preventivamente ya que no podremos corregir deshidrataciones severas, en las que la vía parenteral es imprescindible. Varavithya et al. puso de manifiesto la importancia de la rehidratación en un proceso diarreico en un estudio realizado en 1990. En él, se consigue una tasa de recuperación y un peso a 7 días similar con rehidratación oral al obtenido con un tratamiento antimicrobiano en lechones con diarrea del lactante, siendo mayor el peso en el grupo rehidratado a los 3 primeros días de iniciarse los tratamientos.
El principio de la rehidratación oral es el de la absorción activa de glucosa, electrolitos y aminoácidos dentro del intestino. Esta absorción activa está relacionada con la absorción de agua y sodio, y da como resultado una inversión del proceso de secreción neta, que es la causa subyacente tanto de la diarrea como de la deshidratación. Para maximizar la absorción intestinal de agua, las soluciones deben ser isotónicas. Esto se ha demostrado utilizando segmentos ligados del intestino en terneros. Una solución hipertónica produce una secreción neta de agua de la sangre a la luz intestinal, por lo que puede producir un agravamiento inicial del proceso.
La rehidratación idónea ante un proceso diarreico debería hacerse de forma individual para asegurar la toma en todos los animales, pero puede resultar poco práctico por lo laboriosa que es la tarea. Una forma más cómoda de rehidratar lechones con diarrea sería:
- Lechones en la fase de lactación: facilitar acceso a agua con rehidratante oral (Idrion: 35 ml/litro de agua) en platos de primera edad en aquellas camadas que empiezan con la diarrea. En caso de deshidrataciones severas, administrar de forma individual un 3-5% del peso con la misma solución a los animales con dificultad para llegar a los platos.
- Lechones durante la fase de transición: especialmente en casos de diarrea epidémica porcina, desde su entrada y durante su primera semana se les pone un plato de primera edad con agua y rehidratante (Idrion: 35 ml/litro de agua), dos veces/día. Durante esta fase, ante deshidratación severa por otros procesos diarreicos, también debe administrarse de forma individual el agua con rehidratante.
Por otro lado, la administración preventiva de agua con rehidratante en platos los primeros días de del destete ayuda a reducir la deshidratación que se produce como consecuencia de la atrofia de vellosidades y el consiguiente síndrome de malabsorción en los lechones con bajo consumo de agua y pienso.
No existe demasiada información sobre fluidoterapia en cerdos, probablemente por la dificultad del uso de la vía parenteral. Sin embargo, la prohibición del uso terapéutico del óxido de Zn, así como la cada vez mayor presión sobre la administración de antimicrobianos hace imprescindible contemplar el uso rutinario de rehidratantes en los procesos digestivos.
Bibliografía:
R Drolet, M Morin, and M Fontaine. Fluid therapy trials in neonatal piglets infected with transmissible gastroenteritis virus. Can J Comp Med. 1985 Oct; 49(4): 357–360.
Bywater RJ, Woode GN. Oral fluid replacement by a glucose glycine electrolyte formulation in E coli and rotavirus diarrhoea in pigs. Vet Rec. 1980 Jan 26;106(4):75-8.
R.J. Bywater. Diarrhoe treatmens-fluid replacement and alternatives. Annales de Recherches Vétérinaires, INRA Editions, 1983, 14 (4), pp.556-560. ffhal-00901470f
Titima Varavithya; Chaloew Salakij; Sirichai Wongnarkpet; Oral rehydration in piglet diarrhea [Agris; 1990]