
El veterinario clínico necesita antibióticos efectivos, sin que esto signifique hipotecar el futuro del uso de los mismos al elegir uno que maximice las posibilidades de crear/seleccionar resistencias en un futuro próximo. El uso de los antibióticos sin cultivo ni antibiograma no significa que el veterinario clínico pueda elegir un antibiótico sin más, es decir no se basa en preferencias personales, no se basa en dar facilidades al propietario y no se basa en prescripciones comerciales. Sino más bien al contrario, se basa en el uso empírico pero racional con unos cimientos científicos y médicos.
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