Hay varias formas de administrar un antiparasitario a las mascotas, ya sea para prevención o tratamiento de parásitos comunes en cada zona geográfica.
Siempre se busca que tenga la mayor eficacia en el menor tiempo posible. Sin embargo, se debe tomar en cuenta también la facilidad de administración habitual de la desparasitación por parte del propietario de la mascota, ya que no siempre es fácil dar un comprimido, por ejemplo, a un gato.
Al estar diseñadas de acuerdo con el peso y tamaño del animal se refuerza su adecuada elección.
Añadido a esto, los diferentes principios activos contenidos en pipetas desparasitantes son muy efectivos para llevar a cabo una desparasitación correcta, varias de ellas cubren tanto parásitos externos habituales en las mascotas, como las pulgas, piojos, garrapatas en su fase adulta como larvicida, así como también pueden tener cobertura de parásitos internos, además de presentar cierta acción sobre el ambiente donde el animal suele estar. Son fármacos seguros y cubren un amplio espectro de acción.
Debe aplicarse en un sitio donde los animales no se puedan lamer, que suele ser en el cuello donde se une a la espalda, separando el pelo y siempre poniendo el contenido de la pipeta sobre la piel del animal.
Tras su administración, una vez absorbida en la piel, se distribuye sistémicamente y se elimina lentamente del plasma como se manifiesta en las concentraciones plasmáticas detectables en perros y gatos. La persistencia sistémica en el plasma y la ausencia de un metabolismo extenso, proporcionan concentraciones eficaces durante el periodo de intervalo entre dosis.
Suelen tener una cobertura de 4 semanas (30 días), es decir una aplicación mensual, es muy recomendable para mantener a un animal continuamente desparasitado, sobre todo en verano, ya que mensualmente se refuerza el efecto antiparasitario sobre el cuerpo del animal. Su eficacia no se ve reducida si los animales se bañan una vez este seco el producto aplicado.
Podemos dejar claro, la idoneidad del uso de pipetas desparasitantes en las mascotas, (sobre todo en gatos y/o hurones) que, debido a su dificultad para administrar antiparasitarios orales, las pipetas son muy fáciles de administrar y realizan una acción muy completa, manteniendo una atención continua mensual sobre el estado de salud del animal.