8 Claves para controlar los parásitos en granjas de vacuno lechero

Autor: José Pedreira (DVM, PhD, PM Fatro Ibérica)

Las granjas de vacuno lechero son, posiblemente, una de las producciones ganaderas más tecnificadas y avanzadas. Los precios tan bajos de la leche han obligado a profesionalizar y optimizar las producciones ganaderas. Existen lagunas y falta de conocimiento en muchos de los aspectos relacionados con la producción láctea, pero hay una cosa que todos los técnicos tienen clara: para maximizar y optimizar las producciones es imprescindible avanzar en el bienestar animal.

Dentro de las múltiples piezas que completan el puzle del bienestar, una de ellas es el control parasitario. En una granja de producción láctea intensiva, en la que la mayor parte de los animales se alimentan con TMR (Total Mixed Ration) y en la que hay un cierto nivel de bioseguridad y la recría es propia o está bien controlada, la tarea de controlar los parásitos debería seguir unas directrices muy claras y los protocolos a aplicar deberían de ser sencillos y exitosos.

En granjas en las que se emplea el pastoreo, el control parasitario es más complejo, puesto que las infecciones gastrointestinales son difíciles de controlar, debido a la necesidad de combatir también las formas parasitarias de vida libre y los hospedadores intermediarios que pudiesen existir.

Para facilitar esta labor, proponemos los siguientes puntos, en los que intentamos resumir los aspectos clave que debería de recoger un plan de control parasitario en una granja de vacuno lechero:

1.- Diagnóstico

El primer paso es conocer qué parásitos afectan al rebaño y cuáles son los más prevalentes en nuestra zona y que pueden ocasionar un riesgo. Para ello hay que realizar un diagnóstico exhaustivo, empezando por el diagnóstico clínico (recopilación de casuísticas de otros años, patologías de piel, ectoparásitos, endoparásitos, etc.), y completar esta información con estudios epidemiológicos realizados en la zona (diagnósticos anteriores en granjas próximas), para planificar un protocolo de toma de muestras que facilite el diagnóstico de nuestras sospechas.

En el diagnóstico laboratorial no pueden faltar las coprologías, pero también se puede obtener información de necropsias o hallazgos de matadero. Finalmente, y en función de las sospechas, se deben aplicar pruebas más precisas: serológicas (imprescindibles en Neospora sp., y útiles en otras muchas parasitosis) tanto de detección de anticuerpos como de antígenos. Toda la información epidemiológica y de diagnóstico será la base para planificar las medidas de tratamiento y control.

2.- Control de moscas

Son parásitos siempre presentes en las granjas cuyo control es un punto clave para evitar la transmisión de múltiples enfermedades (diarreas, neumonías…). Muchas moscas son hematófagas y además actúan como vectores.

Se trata de parásitos que ocasionan un gran estrés al animal y perjudican enormemente su bienestar.

Se identifican dos niveles de actuación:

– Las moscas adultas en las que la higiene y el uso de insecticidas son las principales medidas a tomar.

– Por otra parte, el control de formas larvarias, resultando clave el control de la higiene y sobre todo la acumulación de materia orgánica en la que se pueden desarrollar las larvas.

El uso de larvicidas es un aspecto que muchas veces se olvida al planificar el control de moscas.

3.- Control de parásitos en terneros lactantes

En las primeras edades, los teneros presentan parasitosis con prevalencias muy elevadas que provocan importantes pérdidas en las explotaciones, entre las que destacan la criptosporidiosis y la coccidiosis.

Se trata de infecciones que se contagian por vía oro-fecal, por lo que la principal medida de control sería el cuidado de la higiene de instalaciones y cubículos para evitar que los ooquistes lleguen a la boca del ternero. En este tipo de procedimientos se encuentran las medidas de bioseguridad como el acceso a la zona con calzado limpio y el control de moscas.

Para que las infecciones (en ocasiones inevitables) no se conviertan en parasitosis, son necesarios dos factores: que la carga infectiva sea lo más baja posible y que el estado inmunitario del ternero sea óptimo (aquí entran en juego múltiples factores que empiezan por un buen encalostrado y acondicionamiento del ternero los primeros días)

4.- Control de ectoparásitos

Además de las moscas, el resto de artrópodos parásitos deben ser identificados y eliminados, puesto que provocan enorme malestar y pérdidas en los animales (como en el caso de sarnas); además, en ocasiones son vectores de enfermedades muy virulentas (como las garrapatas y la transmisión de babesiosis o theileriosis). En explotaciones intensivas su control es mucho más fácil que en condiciones de extensivo.

5.- Control de parásitos internos

Nos referimos a los gastrointestinales, hepáticos y broncopulmonares. Se podría decir, generalizando un poco, que para vigilar este tipo de parásitos basta con controlar lo que come el animal. Las formas infectivas suelen ser ooquistes, huevos, larvas, metacercarias u otras formas infectivas menos frecuentes que están presente en el alimento.

5.A. En granjas con manejo extensivo o semiextensivo:

No se debe olvidar que los pastos y los forrajes frescos constituyen una fuente potencial de formas infectivas de parásitos gastrointestinales, hepáticos y pulmonares. Por lo tanto, en las granjas que utilicen este tipo de manejo, debe prestarse especial atención a las coprologías (y si es necesario serologías), y en caso de detectar parasitaciones, poner en marcha no solo tratamientos farmacológicos, sino procedimientos orientados al control de la presencia de formas libres en los cultivos, utilizando rotación de pastos, evitando el acceso a zonas húmedas, lucha biológica, etc. Este tipo de medidas no suelen ser fáciles de llevar a cabo.

5.B. En granjas con manejo intensivo:

Como hemos dicho anteriormente las raciones Unifeed (TMR) suelen estar compuestas por alimentos que carecen de este tipo de formas infectivas o en muy baja proporción.

Recordamos que, en concentrados, henos, ensilados y la mayor parte de los alimentos procesados, es muy infrecuente la presencia de huevos, larvas o metacercarias viables. Dicho de otro modo, en los animales alimentados con este tipo de manejo, la prevalencia de infecciones gastrointestinales, hepáticas e incluso de vermes pulmonares debería ser baja y por tanto su control relativamente sencillo.

6.- Parásitos sanguíneos

Afortunadamente no son los más prevalentes en granjas de vacuno de leche estabulado, pero sí que pueden aparecer en animales en semiextensivo, ya que es más fácil que contacten con los hopedadores intermediarios (garrapatas) que transmiten los protozoos (Babesia spp y Theileria spp).

El diagnóstico no es sencillo, pero el diagnóstico clínico debe ser eficaz y precoz para tomar muestras rápidamente y poner en marcha las medidas de tratamiento, que tienen una eficacia limitada. En caso de aparecer animales infectados es muy importante establecer medidas de control para evitar las garrapatas y la aparición de nuevas infecciones.

7.- Control de Neosporosis

Este protozoo que afecta a la reproducción merece un apartado. Como todavía no existe un tratamiento ni vacuna, tenemos que basar todas las acciones en la prevención:

  • Evitar vías de contagio principales: transplacentaria (a la descendencia) y vía oral (ingestión de ooquistes de heces de hospedadores intermediarios y paraténicos).
  • Destrucción placentas: Para no diseminar la enfermedad, evitando que tengan acceso a los perros y otros hospedadores intermediarios.
  • Evitar el acceso a comederos y bebederos de perros, gatos y animales silvestres que puedan depositar ooquistes que después puedan ser ingeridos.
  • Detección de portadores: hacer diagnóstico serológico a las reproductoras y a las incorporaciones antes de entrar en granja.
  • Gestión de animales positivos: saber que lo estarán toda la vida (no se conoce curación) y, por tanto, decidir si eliminar o seguir inseminando con semen de carne (no recriar de eso animales). Si hay abortos, lo preferible es eliminar.

8.- Planificar las medidas de control y tratamiento

Antes de diseñar y planificar las medidas de control, es necesario:

  • Conocer los parásitos presentes en la explotación y sus niveles, en las diferentes fases de crecimiento: primeras edades, novillas y vacas adultas.
  • Conocer los parásitos presentes tanto en explotaciones como en fauna silvestre colindante.
  • Saber qué infecciones parasitarias afectan a los animales que se incorporan a la explotación.
  • Conocer los ciclos biológicos y tener en cuenta actuaciones no sólo sobre el animal, sino en el medio ambiente.

Una vez recopilada la información necesaria, procederíamos a adoptar las medidas de control y tratamiento a aplicar:

A) Elegir un fármaco con actividad frente a los parásitos identificados, teniendo en cuenta su vía de administración y el tiempo de espera. Como norma general, y dado que en vacuno de leche se pueden utilizar muy pocos fármacos, se asignan tratamientos en función de los lotes:

  • Vacas en lactación: prácticamente se reducen al uso de la eprinomectina, con 0 horas de supresión en leche. Al ser una lactona macrocíclica su espectro de acción es muy amplio, eficaz frente a ectoparásitos artrópododos (como los ácaros de la sarna, piojos) y nematodos gastrointestinales. Hay que tener en cuenta que no tendría eficacia frente a trematodos hepáticos y cestodos, aunque estos últimos no tienen demasiada importancia epidemiológica.
  • En vacas en período seco, debemos aprovechar para realizar aquellos tratamientos que conllevan un período de retirada en leche. Es muy frecuente emplear bencimidazoles frente a trematodos hepáticos (por ejemplo, F. hepatica y dendriticum) y gástricos (Calicophoron daubneyi).

B) Establecer medidas de control sobre el medio ambiente para tratar las formas de vida libre (moscas, garrapatas, piojos, etc.) y para eliminar los hospedadores intermediarios que se requieren para cerrar los ciclos de algunos parásitos (por ejemplo, en los trematodos).

C) Conocer si existen métodos de lucha biológica frente a los parásitos que afectan a los animales de la explotación.

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